Bienvenida soledad, vuelves a dormir a mi cama otra vez...
vuelves a abrazarme con tus fríos brazos;
a besarme con tus agrios, estériles, secos, pútridos labios
marcando mi piel, quemando mis sabanas
para al amanecer, seguirme a todas partes
robandome fuerzas para seguir viviendo,
robandote mis ilusiones de ser feliz,
quedandote con todo, dejando solo
una miserable remedo de ser...
Hay que buscar la soledad, la soledad deseada, y obviamente evitar la forzada y dura soledad. QUe nos desespera arrancándonos la piel a tiras, como el reloj araña minutos al dia.
ResponderEliminar